CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN CLIII (153).
Apocalipsis 7: 9, 10.
Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la cual ninguno podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestido de ropas blancas y con palmas en sus manos. . .
La multitud son aquellos a a lo largo de los siglos han sido fieles a Dios. Aparte de ese grupo especial que ya mencionamos. El gozo y la paz rodean a éste grupo.
Ya que han pasado por una prueba terrible, cada uno en su época. Y es ahora que se regocijan al rededor del trono del Dios viviente.
Entendemos que esa “gran multitud “ provenga de todas las naciones, y no solo de Israel, sino como dijimos anteriormente es de todas las naciones de los gentiles.
La aclamación de esta multitud, alrededor del trono de Dios. Esta gran multitud reconoce que Dios y el Cordero los ha redimido. Ya que atribuyen con alegría esta gran salvación.
Ellos han guardado la señal dada desde la antigüedad, es la misma señal que pusieron los israelitas en el dintel de sus casas, demostrando la pertenencia a Dios.
Los hijos de Dios en el tiempo del fin también llevarán una marca o señal que Dios ha establecido.
No será visible, sino que se llevará en el corazón. Los ancianos (que ya explicamos anteriormente en el Cap. 4), se postraron y adoraron, y esta es una doxología más hermosas como se menciona en el cap. 5:12, esta doxología se compone de siete partes.
Al igual que siete significa perfección y se usa repetidas veces. El testimonio de los salvados hace recordar a los ángeles que Dios es sabio y justo.
¿Quienes son? Juan ya conocía a la “gran multitud” el mismo contesta, los que han salido de la gran tribulación y han lavado sus ropas.
Estos son los que han lavado sus ropas, los que tienen una estrecha relación entre la justicia y la victoria, han lavado sus ropas con la sangre del cordero.
“Yo pregunto al lector” ¿Este acontecimiento esta cerca o lejos? Muchos de mis amigos esperaban la venida del Señor en su tiempo.
Yo hace 50 días estaba a punto de la muerte, y el Señor me salvó
Todos los que sea salvos, estaremos con nuestro redentor alabando su santo nombre.
Ya no tendremos necesidad de pasar por penurias ni por pruebas.
El Cordero los pastoreará a la gran multitud, y es aquí que el Cordero se revela como el verdadero pastor.
Cristo es la fuente de agua viva (Jer. 2:13; Juan 4:14; Apc. 22:1). Cristo enjugará toda lágrima, esto nos da la idea que en el mundo futuro no habrá más dolor, ni llanto, ni sufrimiento.
¿Nos estamos preparando para ese futuro? Es necesario una renovación, no solo intelectual sino espiritual.
MARANATA.
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