martes, 18 de septiembre de 2018

SECCIÓN LXXXIV (84). SEGUNDA VENIDA APOCALÍPTICA

SECCIÓN LXXXIV (84) SEGUNDA VENIDA APOCALIPTÍCA.


CONTINUACION DE LA SECCIÓN LXXXIII (83)

apoc. 2:29 Continuación.
Diciendo en alta voz: Temed a Dios, y darle honra, porque la hora de su juicio es venida; y adorad aquel que ha hecho los cielos y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. 

Puesto que el Evangelio se predica después del comienzo de la hora del juicio, este debe comenzar antes de que termine la obra de la predicación del Evangelio. 

Esto quiere decir que empieza, antes de la segunda venida. Si proféticamente Según Daniel 7 el juicio empieza en 1844 el juicio investigador. Dios traerá toda obra a juicio (Eclesiastes12:14). 

El Señor Jehová me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me torné atrás. Isa.50:5 Isaías no fue rebelde a la enseñanza por parte de Dios. Aunque el texto señala a Cristo. El “oído” de Cristo estaba siempre dispuesto a escuchar lo que su Padre le ordenaba (ver. 4). 

Nunca Procuró hace su propia voluntad, sino siempre la voluntad del Padre que lo había enviado (sal.40:6,8; Juan 5:30; Luc.2:49). 

Aun que en la amargura extrema del huerto del Getsemaní no rehuso la “copa” que fue acercada a sus labios temblorosos (Mat.26:42; Fil. 2:8). 

Isaías estaba dispuesto a escuchar y aprender de su Maestro, no cuestionaba su palabra, sabía que tenía que dar un mensaje al pueblo de Israel, pero a través de este mensaje esta hablando de lo que Cristo aria. 

El ideal del crecimiento cristiano, hemos quedado impresionados con la declaración de Isaias, de que Dios había abierto sus oídos para oír la verdad. Isaías se siente libre, tanto de resistencia o de rebelión. “El pueblo de Dios debería tener oídos para escuchar. 

Muchos cambios se están produciendo en el pueblo de Dios, las normas se han bajado; Dios tiene que estar preocupado por la insensatez de su iglesia”. Su decisión es libre y soberana. ¡Pero Isaías puede ser enseñado por Dios! Y nosotros también.

Creo sinceramente que Dios tiene tantas cosas que enseñarnos en tan poco tiempo y espacio que le queda al ser humano. 

El Espíritu Santo es el encargado de abrir nuestra mente estrecha, y darnos una compresión de la gran verdad. 

Siendo que la gran verdad se convierte en un punto extraordinariamente vital para nuestra salvación. 

La gran verdad es el plan de la salvación de la raza humana, son los misterio de la naturaleza y la eternidad. 

¿Podría el ser humano tener mejor preparación para el cielo? Por desgracia la gran mayoría de los físicos teóricos que estudian el universo son ateos. Saben muchos del universo, y poco de la grandeza de Dios. 
MARANATA.
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