miércoles, 22 de marzo de 2017

SECCIÓN LVII (57) SEGUNDA VENIDA APOCALIPTICA.


CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN LVI (56)
En tiempos de crisis, cuando vemos que la iglesia se esta debilitando sea bien por los momentos históricos y religiosos. Y por las dificultades económicas que pase su iglesia. 

Es necesaria la paciencia. Gr. hupomoné, perseverancia”, “cpaiencia”, “resistencia”. Es la constancia en una cosa que esta ala vista en un tiempo sea corto o largo. 

Como tal, la perseverancia es constancia, persistencia, firmeza, dedicación o tesón, tanto en las ideas, como en las actitudes, en la realización de algo, en la ejecución de los propósitos, y también en las resoluciones de predicar el Evangelio. 

Por eso, se dice que la perseverancia es la clave del éxito en muchas situaciones, aunque se debería decir que la clave del éxito es saber cuando perseverar. Los Efesios es un ejemplo para hoy día. Hay otra característica de esta Iglesia, que no la hay en la iglesia de la Laodicea. 

No pueden soportar, no pueden tolerar la hipocresía, las enseñanzas y practicas malas supuestamente en nombre de la paz. Es posible que sean más cómodos para los ministros de Cristo permanecer callados en cuanto a los pecados favoritos de algunos pastores y de algunos miembros de la congregación. 

Pero los verdaderos siervos de Dios no toleran y toman una posición firme a favor de la verdad cf. Isa. 30:10-,2º Tim. 4:3).  La iglesia de Éfeso debía de ser alabada por hacer una distinción entre la verdad y el error -ya fuera doctrinas o practicas mundanas –y por definirse claramente contra el error de estas herejías. 

En esta crisis aceptaron el consejo de Pablo. Treinta años más tarde Cristo felicita a Éfeso. “Pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin serlo” “detestas el proceder de los nicolaítas, que por su “conducta”, sus “fatigas” y su “paciencia en el sufrimiento” (Apoc. 2:2,6.). Pero ¿quien era los nicolaítas?

La iglesia de Éfeso destetaba la inmoralidad y el libertinaje, y rechazaban a los nicolaítas, que eran un grupo que apoyaban el “libertinaje”, “el adulterio”, “comer cosas sacrificadas a los dioses”, enseñando que el cristiano no necesitaba obedecer la ley moral. Que Jesús los liberaba de tal obediencia, (los diez mandamientos ). 

En 1º S. Juan 2:4 el apóstol escribió acerca de gente parecida que decía: “Yo conozco a Jesús”, pero al mismo tiempo estaba quebrantando los mandamientos de Dios. Juan declara: Que cualquiera que hable así, y dice esto es “mentiroso”. 

Y esto es lo que sucede en muchas religiones de esta sociedad globalizada. No todo es oro lo que reluce. Hay una reprensión. Esta bien que la iglesia de Éfeso haya rechazado a los nicolaítas, hombre y mujeres que llevaban la confusión a la iglesia. El apóstol Pablo les dio otro consejo.
Maranata.
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