SECCIÓN CVII (107). SEGUNDA VENIDA APOCALIPTICA.
CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN. CVI (106)
Quinta parte.
La puerta abierta es Cristo. Pablo a menudo se refirió a las oportunidades para predicar el Evangelio como una puerta abierta (1º 16:9; 2ºCor. 2:12).
Algunos teólogos protestantes han supuesto que la puerta que se menciona a Filadelfia también es una puerta abierta para predicar el Evangelio, pero esa puerta la pueden cerrar.
Pero esta puerta “nadie la puede cerrar”,(apc. 3:8), hasta que se diga las sagradas palabras: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el sucio., ensúciese todavía.
Y el que es justo, sea todavía justificado; y el santo sea santificado todavía” Apc. 22:11. “Una puerta esta abierta en el cielo” (Apc. 4:1) En el Sermón del monte Jesus dijo: “pedid y se os dará, llamad y se os abrirá” (Mat. 7:7).
La escalera que Jacob vio hasta el cielo, bajando los ángeles y subiendo , era una puerta abierta para el hombre, y Jacob entro por fe a esa puerta.
Este es un punto muy importante para el hombre. La tradición cristiana, nos ha dicho siempre que Maria es la intercesora ante Dios. Y Cristo es relegado a un segundo plano. La biblia es clara sobre este punto.
No hay intermediario entre Dios y el hombre excepto Jesucristo hombre. Lean la Biblia en (1º Timoteo 2:5); y Jesús dice: “He abierto ante ti una puerta”. Hay un ejemplo histórico de lo que es la arrogancia del hombre y su posición ante Dios.
Dice así: Cuando el rey Enrique IV trató de pedirle disculpas (perdón) al papa Gregorio VII en enero del año 1077, en las alturas de los Alpes Italianos.
Enrique IV tuvo que permanecer arrodillado tres días y tres noches a la puerta del castillo de la fortaleza, Matilde de Canossa, mientras nevaba, vestido como monje y descalzo.
La humillación fue desproporcionada de una arrogancia que pasa los limites de un hijo de Dios.
Pasado el tiempo establecido le permitió entrar pero, de acuerdo con la información proporcionada por la misma correspondencia del papa, con mucha reticencia.
(Confito de las investiduras; Hubert Jedin, Manual de Historia de la iglesia, Tomo III pág. 589 Biblioteca Herder).
(Confito de las investiduras; Hubert Jedin, Manual de Historia de la iglesia, Tomo III pág. 589 Biblioteca Herder).
La Biblia nos deja muy claro quien es el intercesor: “Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús, el Hijo de Dios--. . . (Hebreos 4: 14-16).
La pregunta es: ¿Esta abierta la puerta de nuestro corazón? La puerta para los Laodicenses esta entornada.
El mensaje de Jesús es: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Apc. 3:20. Humillaron
MARANATA.
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