CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN CXXVI (126).
Capítulo 5.3-5
Primera parte.
Los libros y los siete sellos.
Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podría abrir el libro, ni aun mirarlo.
Y yo lloraba mucho, porque ninguno fue hallado digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni mirarlo.
Y uno de los ancianos me dijo: No llores; he aquí el León de la tribu de Judá, la raíz de David, que ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Apocalipsis 5:3-5.
“Juan lloraba mucho,” Le afectaba mucho el pensar que no se podía encontrar ser alguno capaz de comprender, y revelar los consejos divinos.
En el lloro el apóstol demuestra la grandeza de su espíritu por la iglesia. Comprendió que no era dueño de si mismo y vio su impotencia.
Creo que el AT. Como el apocalipsis no se escribió sin lágrimas, ni tampoco se puede comprender sin lágrimas. Creo con sinceridad que Dios no quiere que sus hijos queden privado de cualquier conocimiento que pueda beneficiarlos.
Es por eso que uno de los ancianos aconseja a Juan: “No llores: he aquí el león de la tribu de Judá, la raíz de David, que ha vencido. . .
El texto griego nos indica que el rollo estaba en el Trono a la derecha del Padre, a la espera de que alguien fuese digno de tomar el rollo y “desatar” sus sellos.
De momento no había “ni uno”, incluyendo a los hombres y a los ángeles de todo el universo.
La visión de Juan impactó sobremanera su mente. El destino de cada nación se hallaba en ese libro.
Juan se angustió por no hallarse un ser humano o angélico que pudiese leer las palabras, o aun de mirar el libro.
La agonía y el suspenso de su alma aumentaron hasta el punto que uno de los ángeles fuertes se compadeció de él y colocando la mano encima le dijo con certeza: No llores.
He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” [ver 5]
Están sentados los 24 ancianos y los serafines y querubines, y están esperando a Cristo. apocalipsis 5:1-2.
Y vi en la mano derecha del que estaba sentado sobre el trono un libro (pergamino), escrito de dentro y de fuera, sellado con siete sellos.
Mientra el rollo esté cerrado no se puede leer Nadie podría ni siquiera mirarlo ni declarar su contenido. Lo más interesante es que no hay una orden judicial, en el capítulo 4 y 5.
Hay muchas semejanza entre estos dos capítulos y Daniel 7, es por eso que algunos eruditos lo asemejan con Daniel 7, pero en realidad no lo es.
MARANATA.
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